Fueron cuatro los goles que unieron a todo un país en un mismo silencio.
Como cuando Gustavo no habló más.
Cuando el cantante no llegó a su baile cuartetero.
O cuando el Carpo hizo su última maniobra.
Un sentimiento vacío que une.
La esperanza es mucho más frágil cuando es popular, cuando uno la tiene en su interior es intocable e inmanejable, bordea la obsesión filosa del loco. Pero cuando miles la comparten parece desmenuzarse.
También el dolor es ajeno, lastima pero no tanto como para dejarte cicatrices.
Pero el vacío se escucha.
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